Después de la tormenta siempre llega la calma. Y después de cinco días de desenfreno festivalero, The Magnetic Fields ejercieron de contrapeso necesario y convirtieron la sala Sala Paral·lel 62 en un oasis de tranquilidad gracias a su concierto de pop minimalista de inspiración folk y buenas dosis de ironía. Los de Boston ofrecieron un recital intimista cocinado a fuego lento dentro de la tercera jornada del Primavera a la Ciutat.
La velada empezó con Castles of America una breve píldora de poco más de 30 segundos que sirvió para que Stephin Merritt, fundador y compositor principal del grupo, demostrara que su grave y aterciopelada voz mantiene el pulso con el paso del tiempo. La siguió I don’t believe in the sun, canción en la que brilló el sinuoso violonchelo de Sam Davol y que forma parte del casi mitológico 69 love songs (Merge Records, 1999), álbum que, como su propio nombre indica, está formado por 69 temas que exploran todas las aristas de las aventuras y desventuras vitales que genera este sentimiento.
Los campos magnéticos, cuyo nombre proviene del conocido libro de André Breton y Philippe Soupault considerado por muchos el inicio del surrealismo literario, se presentaron sobre el escenario sentados, sabedores que la noche iba a dar para mucho. En la celebrada Come Back From San Francisco apareció por primera vez la dulce voz de Shirley Simms, que compensó en todo momento la ronquedad de un Merritt que exhibió su socarronería habitual en Andrew in Drag. Una dosis de mala leche que incluso aumentó durante la delicada en la forma, pero explosiva en el contenido The Day the Politicians Died, buque insignia del último trabajo discográfico de la formación, Quickies (WEA International, 2020), proyecto en el que ninguno de sus 28 cortes supera los dos minutos y quince segundos de duración. “Billions laughed and no one cried / The day the politicians died / Celebrations spread worldwide / The day the politicians died” (Billones rieron y nadie lloró / el día que los políticos murieron / las celebraciones se extendieron alrededor del mundo / el día que los políticos murieron) coreó un público mayoritariamente angloparlante de un festival cuyo futuro en la ciudad parece colgar en estos momentos de un hilo precisamente por disputas políticas. Casualidades del destino.
Contrariamente a lo que marca el estereotipo de concierto de festival, en los que a menudo el público habla, bebe, ríe y está por todo menos por la música; The Magnetic Fields consiguieron captar la atención de un respetable que embelesado con sus melodías durante los más de 90 minutos de actuación. “¿También tenéis talent shows televisivos estúpidos en Barcelona?” preguntó en voz alta un Merritt con su inamovible rictus serio antes de interpretar The Book of Love, canción que ha conseguido trascender por encima incluso de la banda, como demuestran las más de 31 millones de reproducciones que acumula en Spotify. Tanto, que incluso la formación barcelonesa Mishima le ha dedicado una versión en catalán en su último disco L’Aigua Clara (The Rest Is Silence, 2022). Consciente de la dimensión de esta pieza, Merritt optó por exagerar y sobreactuar en cada uno de los graves, como si pretendiera caricaturizar su propia obra. “Después de componer esta canción sentí la necesidad de componer la contraria”, apuntó con una media sonrisa antes de encarar la hilarante The Biggest Tits in History.
Otro de los elementos que construye el universo simbólico de la banda estadounidense es el amor por los bares. En este sentido, Stephin Merritt ha expresado en múltiples ocasiones que compone sus temas en ellos. De hecho, ha llegado a confesar que cuanto más oscuro y recóndito es el establecimiento, más se inspira. Esta fascinación se palpó perfectamente en 02. Be true to your bar, corte que forma parte del 50 song memoir (Nonesuch Records, 2017), mastodóntico proyecto elaborado para celebrar el 50 aniversario de Merritt y que incluye un tema por cada año de vida del autor, arrancando en 1966 y llegando hasta 2015. Una actitud que converge con el espíritu de un Primavera a la Ciutat que, tradicionalmente pensado para ocupar espacios públicos, este año se ha trasladado a diferentes salas de conciertos de la ciudad condal con el objetivo de apoyarlas tras dos duros años de pandemia.
Como Merritt no es demasiado fan de los formalismos en los conciertos, antes de I Wish I Had Pictures ya advirtió que se trataba de la última canción de la noche antes de los bises, gesto que despertó las risas del público. Tras recibir la primera ronda de aplausos final de rigor, y tras una breve finta de marcharse, The Magnetic Fields cerraron su participación en el Primavera Sound 2022 con una versión reducida de 100,000 Fireflies, primer single que publicó la banda allá por 1991.
Horas antes, la jornada en Paral·lel 62 había arrancado con los siempre dicharacheros Hidrogenesse. El dúo de art-rock electrónico desplegó toda su simpatía habitual presentando su flamante nuevo álbum Jo Jo Bo Bo (Austrohúngaro, 2022). El buen rollo y los ritmos bailables proyectados por Carlos Ballesteros y Genís Segarra hizo que su set acabara sabiendo a poco entre sus seguidores.
Autores de este artículo
Pere Millan Roca
Víctor Parreño
Me levanto, bebo café, trabajo haciendo fotos (en eventos corporativos, de producto... depende del día), me echo una siesta, trabajo haciendo fotos (en conciertos, en festivales... depende de la noche), duermo. Repeat. Me gustan los loops.